
El jefe de Estado también habló de la negociación con los acreedores externos y pidió calma, en un mensaje dirigido a los que reclaman una resolución inmediata del tema: “Cuando fue la negociación de 2005, la oferta se hizo en enero y se cerró en diciembre… estas negociaciones nunca se arreglan en un día. Nosotros llevamos unos dos meses (de tratativas) y se avanzó muchísimo”.
“Si alguien que no quiere ir a default es el presidente argentino, no me interesa que la gente caiga en default. Yo podría haber cerrado un acuerdo ya, pero el problema se lo hubiera dejado al que viene. Argentina debe tener una deuda sostenible en el tiempo, sustentable y que el que me siga pueda cumplirla, eso necesito. Nosotros vamos a hacer una nueva oferta (probablemente el viernes) pero cada vez más al límite de lo posible”, adelantó en la misma entrevista.
Además, Fernández apuntó que se trata de “una discusión difícil en la que se usan todas las armas»; entre ellas, señaló que “en un país con déficit de divisas, presionar sobre el dólar es un gran elemento de presión”. En ese contexto, al ser consultado sobre una futura devaluación, respondió que no descarta nada porque “la economía es dinámica”, pero aseguró: “Nuestro propósito no es devaluar nada, sino que los números se ordenen”.
Finalmente, el mandatario insistió con que “ya se explicó plenamente la voluntad de alcanzar un acuerdo” con los bonistas, y recordó que diferentes organismos y gobiernos del mundo les advirtieron a los acreedores que “están tirando de la cuerda más de lo debido”. De todos modos, concluyó con un mensaje optimista: “Confío en que finalmente podamos encontrar un acuerdo, pero no voy a cerrar algo que sea un problema futuro para el país y ponga en riesgo la vida de los argentinos”.